Algunas ciudades con un skyline atractivo, existen restaurantes con unas ofertas gastronómicas de lujo y vistas de escándalo.
Algunos de los mejores restaurantes se ubican en las alturas. Hoteles, espacios emblemáticos, colinas… Cenar en estas ubicaciones con vistas de escándalo a tus pies es una experiencia que debe hacerse, al menos, una vez en la vida. Y si pueden ser tres, mejor,
La Terraza del Claris
En pleno centro de Barcelona, a una esquina de la emblemática calle Passeig de Gràcia, se encuentra el lujoso Hotel Clarís. En su última planta se ubica el restaurante Terraza del Clarís. Su comida es digna de mencionar: ligera, sabrosa, de gustos armónicos y moderna. Aunque no contemporánea. Predomina el buen producto vestido con un condimento, pero nada más. Puedes disfrutar de un desayuno (aunque no seas cliente del hotel), almuerzo o cena con vistas sobre la ciudad. El menú diario, muy completo cuesta 35 €. Y la carta, por la noche un promedio de 50 € por persona más bebidas.
Mikla Restaurant
Situado en el rooftop del hotel Marmara Pera de Estambul. Sus vistas a 360 grados son de escándalo. Desde él divisas todo el Bósforo con los perfiles de sus mezquitas.
Es uno de los mejores restaurantes de alta cocina de la ciudad. De hecho, entró en la codiciada lista de “Restaurant” en el año 2014. Y sube escalafones…
Pocas son las mesas con vistas en primera línea. Conseguirlas requiere reservar con bastante antelación. Si no, no te preocupes. Antes de cenar, el restaurante te ofrece a un aperitivo en su terraza que ocupa el último piso de este rascacielos. Después podrás gozar de la alta cocina turca y mediterránea.
Su oferta se basa en un menú degustación y a la carta. Además de un maridaje completo, si te apetece. Su menú degustación es muy completo. Si te gusta cenar ligero, quizás sea demasiado. Pero no imposible. Consta de 7 platos.
Sus sabores son muy contrastados, de acuerdo con nuestros gustos. Algunos combinan a la perfección, otros, no tanto, de acuerdo con nuestros estándares. El pescado te lo presentan bien cocinado. Como sucede en toda la cuenca oriental del Mediterráneo. Quizás éste sea el punto menos bueno de la comida. La carne, sabrosa. En cuestión de vinos, la mayoría de su oferta son internacionales, dado que la industria bodeguera no está muy arraigada. Pero no defraudan, aunque por el tipo de restaurante no les queda un poco.
Restaurante Jules Verne
Ubicado en la segunda planta del edificio más visitado de París: La Torre Eiffel. Las vistas transcurren a casi 150 metros del suelo. Se entra por la torre sur de la torre. A través de una entrada exclusiva al recinto, que se encuentra a mano derecha. Un ascensor te sube directamente hasta el restaurante. Allí te esperarán para recoger tus abrigos.
Y desde su posición puedes atisbar prácticamente todo París y su banlieue. Conseguir una mesa en este selecto espacio es, en ocasiones, un poco complicado. Pero no imposible. Lo mejor es reservar, si vas en temporada alta, con bastante antelación. En temporada media o baja es mucho más fácil conseguir mesa con menos tiempo. I si no, hay una lista de espera. Eso sí, tendrás que pagar por adelantado.
Disfrutarás de su alta cocina francesa diseñada por Frédéric Anton, su responsable máximo. Su oferta se basa en un menú degustación de 5 o 7 platos. Los escoges en el momento que te sientas. La carta de vinos, por el contrario es extremadamente extensa. Te vienen con una tableta y te preguntarán qué prefieres.
Ei tiquet medio es de 300€ con refrescos más vino o champagne.
Un lugar ideal para que te hagan un regalo especial.
París, la ville de l’amour…
De los tres, la Terraza del Clarís es el restaurante más informal. Tanto el Mikla como el Julio Verne se requiere vestuario “smart casual”. Es decir, las mujeres con vestido de tarde o cóctail. Un little black dress para mujeres es perfecto. Y para los hombres, traje chaqueta con o sin corbata.